Inmóvil como la sombra que proyecto de espaldas a un sol atardecido requiero vivir sin otro aliento que aquel que acostumbras regalarme. Trasládame al trazo que esa nube, dibuja sobre el cielo resignado, mientras que el sol que de azul lo viste se retira descosiendo los añiles hilvanados. La marea recoge la desgana con la que la espuma se retira de la orilla, mientras el tiempo desgrana con el eco la voz apagada del ocaso. Se acuestan los sentidos y emociones, cansados de asistir a la belleza, que es la vida, la luz necesaria de la sombra, y la sombra, el perfil acotado de la vida.
José A. González Correa