Recuerdos frágiles

Comienza un nuevo día y con ello empiezan a entrar los primeros tímidos rayos de sol a través de las minúsculas rendijas de mi persiana. Uno de esos haces de luz me despierta al incidir sobre mi rostro interrumpiendo así mi universo onírico en el cual aparecías tú con 32 lunares y tus hoyuelos inocentes. Sé que te fuiste hace dos años pero aquí la vida se ha vuelto más dura para mí, no estoy hecho para la soledad; bueno, no creo que a ningún ser por muy frío que sea tenga la capacidad de poder soportarla. Ya sé que de vez en cuando, cuando pueden, nuestros hijos y nietos nos visitan aunque últimamente no tienen tiempo; hay que ver lo difícil que se ha vuelto la vida para los nuevos. Últimamente se valora mucho más lo material y superficial que la esencia y detalles de las cosas, aplicándose esto para las personas. Yo creo que más bien se han complicado ellos la vida que la propia vida en sí.

Retomando a nuestra intimidad, decirte que cada vez que puedo me dirijo a ver el roble en el cual esparcimos tus cenizas y lo cierto es que cada vez tiene un aspecto más majestuoso, imagino que será porque le impulsas desde dónde estés. Sin embargo, tengo una mala noticia que desvelarte: en estos últimos meses, nuestros hijos se han cerciorado que estoy más olvidadizo de la cuenta y por esta razón llevo asistiendo al médico. Ellos creen que puede ser el inicio de una demencia o Alzheimer y yo lo único que espero es que se equivoquen. No quiero que en el final de mis días no me acuerde ni de nuestros descendientes, ni de ti e incluso ni de mí mismo, sería un final demasiado triste; más de 80 años de vida para acabar no siendo uno mismo. Sería un castigo demasiado excesivo que mis recuerdos se fragilicen a un tempo de un reloj cuya arena precipita a una velocidad endiablada sin piedad.

Tú sabes que me apasiona mucho reflexionar contigo, pero me tengo que ir. Hoy toca visita de nuevo al matasanos, bueno en este caso, al matamentes. Por si algún día no me acuerdo de nada, que sepas que te amo igual que desde el minuto uno de nuestras vidas. De parte de tu marido Michael, te amo.

Autor: Fernando Puyol Ruiz

Alumno de 5º de Medicina, Universidad de Málaga.