Hoy me he vuelto a encontrar a Alejandro en el autobús. Bueno, perdón, a Alex (prefiere que le llamen así).
Yo tenía una mañana un tanto gris, como todas las de esta semana. Una de esas semanas que prefieres que acaben cuanto antes. Esta mañana cogí mi vestido de cuadros negros y marrones, me puse las gafas de sol para, entre otras cosas, que no se me vieran las ojeras que últimamente son las protagonistas en mi cara color blanco nuclear, me siento en un sitio del autobús (ya sabéis, el más escondido para evitar cualquier tipo de contacto social) y de repente Alex entra en el autobús despertando a todos los que estábamos allí. Y, Alex, se sienta junto a mi.
Mientras yo seguía pensando en la última discusión que tuve la noche anterior, él me dice: ¡Hola, qué guapa vas!. No se acordaba de mi pero yo, indudablemente, no le había olvidado desde la última vez que coincidí con el en el 22. Le sonrío y le doy las gracias, a lo que el responde quitándose la chaqueta vaquera y le cuesta… los botones están realmente duros y le pido que me permita ayudarle. Alex solo quería quitarse la chaqueta para que pudiera ver su camisa de cuadros azules y marrones. Era una camisa realmente bonita a lo que, sutilmente, también le elogio diciéndole que él también va muy guapo.
Me pregunta cómo me llamo a lo que le respondo: »María, me llamo María, pero ¿no te acuerdas de quién soy, Alex? Ya habíamos hablado en otra ocasión». Me sonríe y me pregunta que si me gusta la música, que si sé cantar… jajaja
– Yo: No, realmente no sé cantar bien.- Le respondí imaginándome cuando, en la ducha, canto Love of Lesbian para todo el vecindario malagueño.
Pone una canción llamada »La camisa negra» y empieza a cantármela porque, debajo de mi vestido de cuadros negros y marrones hoy he decidido ponerme una camisa negra y él, sin saber más de mi que mi nombre, ha empezado a cantarme en un autobús lleno de personas boquiabiertas. »Esta canción es parar ti» Me decía con una sonrisa tan amplia que a penas podía ver el color de sus ojos.
Sin duda alguna, me ha hecho sonreír, me ha hecho ser feliz por una fracción de tiempo en el que he olvidado los malos pensamientos que suelen rondarme la mente. Hoy Alex me ha dado mucha felicidad aunque el no lo sepa.
Intentando sumerger en su vitalidad a todo aquel que estaba en el autobús, Alex le ha dicho hola a otra chica morena que estaba a su izquierda… Ella no le ha contestado. Ha considerado innecesario mantener una conversación con Alex. PUES TU TE LO PIERDES, MORENA DE LABIOS ROJOS.
Alex tiene más de uno, más de un abrazo que darte, más de unos buenos días que desearte, más de una sonrisa que esbozarte. Alex tiene un cromosoma 21 de más, pero también tiene de más esas ganas locas de vivir feliz. Esas locas ganas de cantarle al mundo. Esas ganas que a mi me han faltado esta semana. Espero volver a encontrarte en el 22 cualquier mañana, Alex.
Él se bajaba antes que yo del bus, le he deseado una buena mañana. »Gracias María. Igualmente».
Y antes de bajarse del autobus, se ha quedado quieto en el medio y ha dicho: ¡Soy Batman!. No sé si serás Batman, pero eres un héroe que, hoy, me ha demostrado que mis absurdos problemas se pueden acabar cantando.
A mi me ha ayudado y a ti, muchacha de los labios rojos que no le has devuelto el hola, a ti muchacha, quiero que sepas que va a ser el saludo más puro que recibirás de alguien.
Por: María Ramos, alumna de 5º de Medicina en la Universidad de Málaga