08.05.2021
PG Passutti.
Transforma tu cuerpo entero en visión, hazte mirada.
En la casa Maynard, surgió el tema de los animales mitológicos con poderes extraordinarios, como el basilisco o la Gorgona que podían matar sólo con mirar. Salió a colación el mítico ser andrógino conocido en todo el mundo antiguo, y hoy olvidado, denominado Annrik en los países septentrionales o Ricán en la tradición oriental.
Es un ser bicéfalo, un solo tronco con dos piernas y dos brazos que camina erguido a la manera del Rebis o Rebus alquímico. En algunos grabados latinos o griegos semeja a un Cerbero con una cabeza de hombre y otra de mujer
Lo extraordinario de este ser es su capacidad para ver lo que los demás no alcanzamos a vislumbrar, pese a que una de sus cabezas es ciega. Hay quien le supone capacidades adivinatorias y así es considerado por algunas culturas. De una extraordinaria capacidad de empatía y seducción parece poseer el don de lenguas y entender y ser entendido de todos. Fuerte como una roca es prácticamente invencible para el común de los mortales y por ello domina el entorno donde vive.
Al parecer, en unión metafísica constante, sólo tiene un punto débil. Por razones no bien conocidas el Ricán necesita ocasional y periódicamente, a intervalos irregulares, separarse. Toma entonces las formas completas de hombre y mujer, perdiendo así prácticamente todos sus poderes y volviéndose vulnerable en extremo, como un niño. Las partes incompletas del Annrick caminan de forma errante durante horas o días, sin rumbo fijo, hasta que el magnetismo de sus mentes y cuerpos hace que se encuentren y se unan de nuevo recobrando y, si cabe, aumentando sus poderes tras cada separación superada.
Es bueno tenerlo como amigo ya que proporciona innumerables dones. Y no, no es nada bueno como enemigo; ya que su poder reside en el conocimiento pleno de cómo somos los demás. Si el azar, o los hados, te deparan el encuentro con uno, procura guiarlo en los periodos de separación transitoria favoreciendo el reencuentro de sus partes separadas.
La muerte de una de ellas conlleva la desaparición de ambas y por tanto del Ricán. También acarreará la pérdida de tu felicidad …. Al menos eso dice la mitología. Cuidarse y cuidad al Annrik que todos encontramos en la vida. Y más cerca de lo que creemos. Al pasar el pórtico de alguna iglesia miren arriba. Se nos recuerda:
Rebus in adversis periodus adesto patronus El Coeli pate a sumus aula Petre
O sea, que todo tiene su precio … y todo se recuerda. ¡Ojito¡